Durante los últimos meses, por no decir año, el equipo ha estado sujeto a diferentes interacciones: nuevos jugadores en la pista, la bajada de forma de muchos de nosotros, y la necesidad de aprender a jugar en equipo a baloncesto.
Reconozco que sufrí una falta de creencia en el baloncesto de los corcons, el declive evidente de la efectividad de nuestro anterior juego basado en el uno contra uno se hizo una realidad. Durante varias temporadas, estuvimos analizando la falta de juego en equipo, y finalmente, hace 5 partidos empezamos a ver algo de baloncesto en la cancha.
Por mi parte, decidí que necesitaba ponerme en forma, volver a coger aire, y dejar de perderlo al cabo de 10 minutos en pista. Creía que mi pequeña mejora podía ayudar al equipo. Nunca he sido un jugador decisivo en cuanto a puntos. Me conformo a veces con colaborar bloqueando al rival para que mis compañeros consiguieran un tiro más fácil, y apretar en defensa para que no reciban y la enchufen delante mío. No obstante, hubo un tiempo, en que, sinceramente, me daba exáctamente igual colaborar con el equipo. Si alguien quería penetrar y no doblarla, yo no pensaba estar ahí para quitar a un jugador de delante. Me importaba poco si era capaz de meterla, puesto que para cascársela ya estaba él, yo no pensaba estar ahí para ayudar, ni para buscar el rebote, le tocaría a él acarrear el peso de la derrota por sus tiros fallados. Mi pésimo estado de forma me obligaba a regular mi energía. Ahora, que he recobrado fondo, puedo volver a colaborar con el equipo.
La base sobre la que se sustenta esta argumentación es la falta de confianza que durante esas temporadas demostramos como compañeros, y en la que no hemos de volver a caer. El juego de equipo, se basa en eso, en confianza. Fue una de las conclusiones más acertadas a las que llegamos después de celebrar la doble victoria. El pase es generosidad aplicada al equipo para conseguir la victoria.
Atención a los pases de este pedazo de crak a.k.a. The Professor, en el dribbling y en los pases.
http://www.youtube.com/watch?v=JTFKROPkhRc&feature=related
Estamos empezando a salir de una crisis anotadora. Con menos de 30 puntos por partido no llegamos a ningún sitio. Y los partidos que hemos jugado hemos tenido rachas de no llegar a hacer más de 5 canastas en un cuarto. Estamos aún en una fase de aprender de nuestros errores. Y vamos a necesitar que todos aprendamos a buscar la generosidad en el ataque para encontrar al jugador desmarcado.
Hemos aprendid a mover el balón, nuestros ataques duran ya más de 15 segundos, lo que permite dos cosas, la primera descansar, la segunda marear al rival. Ahora en mi opinión falta lo más dificil aprender a atacar todos juntos.
Cuando un jugador entre a canasta, debemos acompañarle, primero uno y luego otro, para que cuando estemos entrando a canasta encontremos al compañero libre y conseguir el tiro fácil. Y ahí entramos todos. Los aleros entrando a canasta sin miedo, y los pivots apoyando esa jugada, y esperando recibir un balón. Por qué si la primera vez que atacamos aprendemos a doblarla al jugador libre, y la mete, la segunda vez no saltaran dos o tres jugadores a taponar su entrada.
Por último, tengo que decirlo para que quede reflejado en este diario, el 40 a 40, sirvió para demostrar que podíamos perder todo en un cuarto si no sabemos jugar en equipo. Recuerdo especialmente ese partido, por qué intenté dar el máximo de mi mismo, y no podía creer que todo se fuera a la mierda, después de ir ganando por más de diez puntos, no hubieramos sido capaces de jugar en equipo en el último cuarto. Recuerdo haber ido al último tiro con confianza absoluta en el esfuerzo, capturar el rebote entre tres jugadores, recibir la falta, después de haber salido sangrando del partido, me llenaba de rabia. Lo dificil fue entonces meter dos tiros libres seguidos, que jamás había conseguido. Conseguí abstraerme y concentrarme. Fueron dentro y el resto es historia.
Así que después de esta diatriba sobre la confianza, espero que todos, aprendamos algo de esto.
A por la tercera victoria,
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